La depresión se considera un periodo de tiempo (por lo menos de dos semanas) en el que una persona experimenta un estado de ánimo decaído y una pérdida de interés y/o placer al realizar actividades con las que antes disfrutaba. Aproximadamente un 10-25% de mujeres y un 5-12% de hombres sufren un episodio de depresión mayor en su vida. Aunque normalmente afecta a personas de entre 25 y 45 años, los problemas psicológicos relacionados con la depresión los puede padecer cualquier persona independientemente de su edad, nivel socio-económico, educación y estado civil.
En algunas personas la depresión aparece claramente relacionada con eventos estresantes de su vida. Por ejemplo, una ruptura de pareja, la pérdida de un empleo o el fallecimiento de una persona querida. En otras, las causas de sus sentimientos de tristeza no están claros y la depresión no tiene un principio concreto. El desarrollo de los síntomas relacionados con la depresión se encuentra influido por aspectos del contexto en el que vive la persona, sus pensamientos y creencias, además de otros factores sociales y biológicos que pueden estar actuando de forma independiente o conjunta en el mantenimiento del estado de ánimo deprimido.
Independientemente de su duración, un episodio depresivo puede producir una afectación importante en el funcionamiento psicológico de la persona. Ésta puede experimentar dificultades en su entorno laboral o académico además de otros síntomas como dificultades para motivarse, baja autoestima, problemas para concentrarse o cansancio. Además, la depresión también puede tener consecuencias relacionadas con la salud como enfermedades cardiacas o autoinmunes, abuso o dependencia de sustancias (p. ej., alcohol) o una mala alimentación. Las personas que sufren depresión se aíslan de los que le rodean, lo que les puede acarrear una pérdida de apoyo social, problemas de pareja y laborales y/o académicos. Por eso, es muy importante una intervención adecuada en estos casos.
Según la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) las personas que sufren depresión experimentan un estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día. La persona se siente vacía y sin confianza en el futuro (los niños y adolescentes pueden exteriorizarlo como un estado de ánimo irritable), su interés o disfrute por actividades cotidianas puede verse disminuido. Se produce una pérdida importante de peso o un aumento; o una disminución o aumento del apetito casi todos los días (en los niños ha de atenderse a que no se produzca el aumento de peso esperado según su edad). Se pueden experimentar dificultades en alcanzar o mantener el sueño, o por el contrario, tener un sueño excesivo casi todos los días. Es normal que la persona se encuentre cansada y con sensación de pérdida de energía. Además, su capacidad para pensar, para concentrarse o para tomar decisiones puede encontrarse afectada. Son también frecuentes sentimientos de inutilidad o culpabilidad; pudiéndose experimentar pensamientos de muerte recurrentes.
Todos estos síntomas originan sufrimiento a la persona, afectando a su vida familiar, social, laboral o académica.
Referencias:
Psiquiatría, A. A. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales-DSM 5. Médica Panamericana.
Lejuez, C. W., Hopko, D. R., & Hopko, S. D. (2001). A brief behavioral activation treatment for depression treatment manual. Behavior Modification, 25(2), 255-286.