La autoestima es la forma en que cada uno nos valoramos. Tener una autoestima sana facilita que nos sintamos bien con nosotros mismos y con la vida en general, siendo capaces de lidiar mejor con los altibajos de nuestras rutinas diarias.
Cuando la autoestima es baja tendemos a vernos de una forma más negativa y crítica, y enfrentarnos a posibles problemas que nos puedan surgir se nos hace más complicado.
Las personas que tienen baja autoestima o una falta de confianza en sí mismas pueden experimentar problemas en situaciones sociales, dificultades en relaciones íntimas y evitan aspectos de su vida que les ocasionan malestar. Esta evitación a corto plazo hace que se sientan mejor porque facilita que desaparezcan algunas emociones negativas como la ansiedad, pero a largo plazo mantiene y refuerza los miedos y las dudas que impiden que la persona viva de una forma plena y satisfactoria. Por ello los problemas relacionados con una baja autoestima se asocian frecuentemente a condiciones como la depresión o la ansiedad.
Es necesario realizar un trabajo encaminado a identificar cogniciones (pensamientos, creencias, actitudes…) y conductas poco funcionales, además de comprender cómo nos afectan en nuestra relación con nosotros mismos y con otras personas. Así podremos mejorar nuestra asertividad a la hora de expresar nuestras necesidades y opiniones, confiar más en nosotros mismos al tomar decisiones e involucrarnos en relaciones sanas y honestas con las personas que nos rodean.