Es algo común pensar que intentar conseguir la excelencia en aquello que hacemos es una conducta que nos ayuda a mejorar en la vida y que puede representar una sana motivación para conseguir objetivos ambiciosos. Un claro ejemplo son los atletas que entrenan muy duro y de forma constante para alcanzar sus logros deportivos. Pero el perfeccionismo es algo distinto, diversos estudios indican que correlaciona con ansiedad, estrés, depresión, trastornos de la conducta alimentaria y otros problemas psicológicos.
Una persona perfeccionista tiende a pensar que cometer errores es algo horrible, significa que ha fracasado y que no es una persona valiosa. Los objetivos que se plantean los perfeccionistas suelen ser inalcanzables o extremadamente difíciles de conseguir.
Para saber si podemos estar teniendo un problema relacionado con el perfeccionismo podemos hacernos algunas preguntas:
- ¿Te planteas metas demasiado altas?
- ¿Experimentas altos niveles de ansiedad si no alcanzas los objetivos que te has marcado?
- ¿Encuentras poca satisfacción cuando alcanzas tus metas?
- Si cometes algún error, ¿lo experimentas como un fracaso?
Gracias a la terapia las personas perfeccionistas pueden desarrollar estrategias para aprender a manejar sus altas expectativas, esto les ayudará a tener un pensamiento más equilibrado, ser menos críticas consigo mismas y a mantener una actitud más relajada y sana ante la vida.