De forma general podríamos considerar que la ansiedad normal es aquella que nos ayuda a funcionar mejor en la vida. La ansiedad patológica, en cambio, es la que impide a una persona comportarse como desea. Por ejemplo, la proximidad de un examen puede motivarnos a estudiar y a disponernos para superar el reto. Sin embargo, cuando la ansiedad es patológica puede hacer que nos obsesionemos con algunos detalles necesarios para prepararnos para el examen pero que nos eternicemos con esta tarea y que nunca nos pongamos a estudiar. Es habitual ver que personas como escritores, músicos o estudiantes exteriorizan esta ansiedad en forma de procrastinación, es decir, posponiendo aspectos de su preparación a partir de una sensación de miedo.
Este estancamiento puede posteriormente extenderse en el tiempo en forma de bloqueo mental y/o físico de manera que la persona no puede actuar de la manera deseada. Toda ansiedad, normal o patológica, nos comunica que algo en nuestro entorno puede suponernos una amenaza. Prestar atención a esta emoción, conocerla y comprenderla puede ayudarnos a distinguir mejor la naturaleza del miedo y, por lo tanto, a responder de manera más apropiada y más sana.
Referencia: Attwell, C. (2008). 100 Questions & answers about anxiety. Jones & Bartlett Publishers.